EL MONJE: No muy lejos de la segunda aldea, hay una gran montaña en cuya cima te encontrarás a un monje oriental, que te anuncia que va a retirarse a meditar, rogándote que no le sigas. Evidentemente, eso es todo un estímulo para no hacerle caso, pero descubrirás que no es nada fácil seguirlo, ya que desparecerá apenas dejes de enfocarlo. El monje sigue un recorrido en espiral en su descenso por la montaña, y el único secreto consiste en tener un buen dominio de la interfaz y del ángulo de la consola, aunque también es posible ir limpiando de obstáculos el recorrido para tener mejor ángulo de visión.
Si consigues seguir al monje hasta su lugar de meditación, obtendrás a cambio ayuda contra los dos ataques de Lethys, el de los aldeanos en llamas y la jauría de lobos. En el primer caso, pondrá a tu disposición Milagros de Agua, y en el segundo, te ayudará a matar a esas fieras antes de que alcancen a tu gente y tercero a construir una maravilla para alcanzar la tercera aldea.
EL MOLESTO INFIEL: A los pies de la montaña del Monje, a orillas del mar, tropezarás con un irritante personaje que te insultará cada vez que pases cerca. No importa lo que hagas: hundirlo en el mar, convertirlo en hamburguesa o inmolarlo en el Templo: siempre vuelve. Agradecería consejos para extermin... para reconducir su alma por el buen camino, quiero decir. A decir verdad creo que si hay una forma de… guiarlo, por el vórtice pero nunca le he visto del otro lado. Mmm... no se.
ETERNAMENTE JOVEN: Esta búsqueda se activa cuando hayas conquistado la tercera aldea. Una mujer proclama que es capaz de devolverles la juventud a los ancianos. En efecto, si le llevas a algún viejo, verás que lo convierte en un jovencito. Diviértete si quieres llevándole ancianos y viendo como los transforma en sanos mozos. O haz el siguiente experimento: llévale a un niño. A lo mejor no ocurre nada. Pero es posible que el niño se convierta en una Criatura seleccionable (casi con toda seguridad, el Mono que podíamos elegir al principio del juego).